Nació el 7 mayo 1883 – Falleció el 13 octubre 1912

Poeta. Nació en Paraná (Entre Ríos). Era hijo del abogado y periodista del mismo nombre, que tuvo gran actuación después de Caseros. Se educó en Buenos Aires, y desde joven vivió el clima de las tertulias literarias porteñas, en las cuales gravitaban Rubén Darío y Almafuerte. Escribió en diversas publicaciones de la época, como «La Protesta», «Papel y tinta», «Ideas», «Caras y caretas», y otras. Allí dio a conocer también poesías y cuentos breves que pintaban la vida del suburbio. Su único libro de versos editado en vida, Misas herejes, apareció en 1908.

Adquirió fama con los poemas: La costurerita que dio el mal paso; El alma del suburbio; La viejecita; Residuo de fábrica; ; Los perros del barrio, y los que se agrupan bajo el subtítulo de Intimas, que le dieron gran popularidad. . Murió en Buenos Aires el 13 de octubre de 1912. Dejó una obra de teatro, Los que pasan, estrenada en el teatro Nacional, poco después de su desaparición. En 1927, vieron la luz sus cuentos, en un tomo titulado Flor de arrabal.

HAS VUELTO

Has vuelto, organillo. En la acera

hay risas. Has vuelto llorón y cansado

como antes.

El ciego te espera

las más de las noches sentado

a la puerta. Calla y escucha. Borrosas

memorias de cosas lejanas

evoca en silencio, de cosas

de cuando sus ojos tenían mañanas,

de cuando era joven… la novia… ¡quién sabe

Alegrías, penas,

vividas en horas distantes. ¡Qué suave

se le pone el rostro cada vez que suenas

algún aire antiguo! ¡Recuerda y suspiro!

Has vuelto, organillo. La gente

modesta te mira

pasar, melancólicamente.

Pianito que cruzas la calle cansado

moliendo el eterno

familiar motivo que el año pasado

gemía a la luna de invierno:

con tu voz gangosa dirás en la esquina

la canción ingenua, la de siempre, acaso

esa preferida de nuestra vecina

la costurerita que dio aquel mal paso.

Y luego de un valse te irás como una

tristeza que cruza la calle desierta,

y habrá quien se quede mirando la luna

desde alguna puerta.

¡Adiós, alma nuestra! parece

que dicen las gentes en cuanto te alejas.

¡Pianito del dulce motivo que mece

memorias queridas y viejas!

Anoche, después que te fuiste,

cuando todo el barrio volvía al sosiego

-qué triste-

lloraban los ojos del ciego

VIEJO CIEGO – SEBASTIAN PIANA – CATULO CASTILLO – HOMERO MANZI