LUIS CARDEI, cantor
Nació el 3 julio de 1944 – Falleció el 18 junio de 2000
La resurrección del cuarenta, la nostalgia de una época de cantores insuperables y la alegría de recuperar el recuerdo de aquellos tiempos del tango invicto, todo eso fue Luis Cardei. Un pedacito de cantor, una enormidad de ser humano.
Escuchar su voz, profunda y pequeña, nos transporta al Buenos Aires de los patios con glicinas, del chirrido del viejo tranvía, de la bohemia del trocen, de las revistas del Maipo y El Nacional, de los primeros boletos en el hipódromo y de tantas otras cosas.
Fue un cantor intimista, de fraseo porteño y delicado que generaba un clima emotivo con su media voz que se va quebrando lentamente, como si se fuera apagando.
Si hiciera falta clasificar a este muchacho nacido en el barrio de Villa Urquiza, diríamos que pertenecía a la raza de los Raúl Berón, de los Ángel Vargas, de los Enrique Campos, de los Floreal Ruiz, de las grandes medias voces de la música ciudadana. Padecía una espantosa enfermedad, la hemofilia y, como si esto no hubiera sido bastante, de chico sufrió la poliomielitis.
Durante 25 años actuó en la Cantina Arturito de Parque Patricios junto a Pisano, con un repertorio de corte gardeliano, que rescataba muchos temas olvidados, tangos y valses, que contaban historias simples, a veces inocentes, de honda frescura.
Admiraba a Gardel y renegaba del tango con letras modernas, que definía como intelectualizadas: «Después surge el poeta que perfuma el tango, lo intelectualiza y entonces, para sentir la letra ya hay que pensarla. Yo necesito emocionarme con el argumento ya que juego interpretando al personaje».
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