2 DE JULIO

1983 –  Falleció PINTÍN CASTELLANOS (Horacio Antonio Castellanos Alves), pianista, compositor, director.

Este pianista y compositor —que también fue director de orquesta— nació en pleno centro de Montevideo, donde se juntan las calles Andes y Canelones. No existen mayores referencias a su actividad previa al año 1933. Pero ese año ocurrió un hecho en un club nocturno de Carrasco donde tocaba el piano, que cambiaría su vida, cuando una noche brindó al público un nuevo tema suyo, un tango al que tituló “La puñalada”, con cierto aire de milonga. En ese titulo descansará toda la fama de Pintín, según la opinión de su compatriota Juan Carlos Legido.

 

Si se recorren sus obras, alrededor de doscientas registradas, ninguna otra tuvo mayor repercusión. Cuando comenzaba el verano del 36, Juan D’Arienzo —como era su costumbre— se aprestaba a iniciar una temporada más en Montevideo y habría sido su intuición o bien la de su pianista Rodolfo Biagi, —para muchos el responsable de cincelar el ritmo que hizo famoso al director— la causante de transformar el tango de Castellanos en milonga. Biagi y el violinista Alfredo Mancuso fueron los encargados de transcribir la pieza.

Como dato curioso y anecdótico, más allá que tenga visos de realidad o no, en un par de ocasiones tangueros del Uruguay  comentaron que a D’Arienzo le pasaron el dato. Ocurrió que tiempo antes que éste llegara a conocer “La puñalada”, se hallaba Pintín tocando en un local, el público por alguna razón comenzó a impacientarse, Pintín continuó, y justo cuando interpretaba «su tango» la impaciencia llegó al límite. El músico nervioso no veía el momento de terminar y aceleró el ritmo para acortar su fastidio. Alguien, con buen oído comprendió que como milonga andaría mejor y se corrió la bola.

D’Arienzo estrenó “La puñalada” en el recordado café Tupí Nambá, de 18 de Julio y Río Branco y la lleva por primera vez al disco, el 27 de abril de 1937, acompañada en la otra faz por el tango de Roberto Firpo: “Homero”.