En la calle Posadas al 1700 casi Libertador funciona el Palacio Nacional de las Artes, refugio de importantísimas exposiciones de artes visulaes,
El edificio del Palais de Glace fue construido por José R. Rey y Besadre en los terrenos cedidos en concesión por el Municipio, e inaugurado en 1911 como pista de patinaje sobre hielo y club social, escenario por excelencia de la alta sociedad de ea época.-
Tomando como modelo al Palais des Glaces de Paris, la pista de patinaje circular ocupaba el salón central, y a sus alrededores se distribuían palcos y salones de tertulias. En el subsuelo del edificio se instalaron las máquinas que fabricaban el hielo que abastecía la pista, y en el primer piso nuevos palcos, confitería y un órgano completaban las instalaciones, cuyo techo abovedado culminaba en una cúpula con un gran lucernario central que aún hoy se conserva, destinado a darle luz natural a la pista de patinaje.
Promediando la década de 1910, con el patinaje sobre hielo ya menos en boga, el Palais de Glace se convirtió en una elegante sala de baile con piso de roble para recibir al nuevo embajador de la cultura ciudadana.-
Hacia fines del siglo XIX, los sitios habituales del tango en la ciudad de Buenos Aires eran las academias, los peringundines y, sobre todo, los burdeles. Asociado a la mala vida, “reptil de lupanar” en términos de Leopoldo Lugones, el tango demoró varios años en poder ingresar tanto en ámbitos familiares como entre los sectores más exclusivos de la sociedad, e incorporarse definitivamente a la vida ciudadana.
El Palais de Glace fue el protagonista de un capítulo central en la historia de esta incorporación. En 1912, el barón Antonio De Marchi, clubman y bon vivant, organizó en el Palais de Glace una velada trascendente para el futuro del tango. La orquesta típica al mando de Genaro Espósito, y las demostraciones del bailarín Enrique Saborido, sellaron el ingreso del tango a los salones de la alta sociedad porteña.
Hacia 1915, la pista de patinaje fue reemplazada por un salón de baile, que recibió a algunas de las orquestas más importantes de la época, entre ellas las de Francisco Canaro y Roberto Firpo, y a los músicos Enrique Delfino y Juan Carlos Cobián. Enrique Cadícamo dedicó una de sus letras para recordar el esplendor del Palais de Glace, que por aquellos años tuvo en Carlos Gardel a un asiduo concurrente. En la célebre madrugada del 11 de diciembre de 1915, una patota de “niños bien” provocó una pelea con Gardel y sus amigos, y el episodio culminó a unas cuadras del edificio con Gardel baleado en un pulmón.
En la década de 1920 se destaca la actuación de la orquesta de Julio De Caro como orquesta oficial del Palais de Glace, que sufrió por aquellos años algunos intentos de rebautización, primero como Vogue´s Club, luego como Cyros. Los útimos años de la década marcan el declive de su esplendor. Con algunas de sus veladas signadas por la violencia,.Cuando en 1931 se termina la concesión el Municipio recupera el edificio y lo cede al Ministerio de Educación y Justicia para albergar a la Dirección Nacional de Bellas Artes. Despues es otra historia que nada tiene que ver con el tango
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