ALFREDO GOBBI –

Nació el 14 mayo 1912 – Falleció el 21 mayo 1965

. Allí se encontraban sus padres -«Los Gobbi», uno de los duetos vocales más celebrados de la época- apuntalando los cimientos de nuestro tango en Europa. Su padrino fue Ángel Villoldo, quien compartía con aquellos la romántica aventura de imponer el tango en el viejo mundo.

Aquerenciado luego en la porteña barriada de Villa Ortúzar, inició Alfredo Gobbi sus estudios musicales a los seis años, habiéndosele asignado el violín como instrumento.

 

 

A los trece años tuvo lugar su debut profesional, integrando los modestos tríos en los bailes de formativo. En 1927 actuó en la orquesta del Teatro Nuevo, dirigida por el maestro Antonio Lozzi. Hizo después su debut en conjuntos calificados del tango, junto al bandoneón legendario de «Pacho». Integró en 1930 –conjuntamente cone el entonces desconocido Aníbal Troilo- aquel memorable sexteto encabezado por Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese. Su actuación como primer violín de la orquesta de Pedro Laurenz (1935), y una muy calificada producción autoral -«Desvelo», «Mi paloma», «De punta y hacha» y «Cavilando»- que lo ubicó entre los más destacados compositores, abrieron ya las posibilidades de Alfredo Gobbi para irrumpir con su estilo distinto de tango, artísticamente bello, auténticamente puro, inconfundiblemente suyo, formando su propia orquesta en 1942.

 

Todos sabemos del terrible final de Alfredo Gobbi. Vencido por el alcohol y las drogas, tocando en lugares de mala muerte, viviendo en una pensión lamentable, alejado de los amigos y la familia, a su deceso en 1965, hubo que hacer una colecta entre tangueros para rescatar su legendario violín que el dueño de la pensión se quedó para recompensar la deuda del inquilino. Cuando lo fueron a ver a Troilo, el gordo se quejó amargamente: “¡Cómo no vinieron a verme primero a mí..!”, y puso lo que faltaba, además de componer en su homenaje ¨Milonguero triste.