En el barrio Caferata

en un viejo conventillo,

con los pisos de ladrillo,

minga de puerta cancel,

donde van los organitos

su lamento rezongando,

está la piba esperando

que pase el muchacho aquel.

 

Aquel que solito

entró al conventillo,

echao a los ojos el

funyi marrón;

botín enterizo,

el cuello con brillo,

pidió una guitarra

y pa’ella cantó.

 

Aquel que, un domingo,

bailaron un tango;

aquel que le dijo:

«Me muero por vos»;

aquel que su almita

arrastró por el fango,

aquel que a la reja

más nunca volvió.

 

Ventanita del cotorro

donde sólo hay flores secas,

vos también abandonada

de aquel día… se quedó.

 

El rocío de sus hojas,

las garúas de la ausencia,

con el dolor de un suspiro

tu tronquito destrozó.

ANTONIO SCATASSO – PASCUAL CONTURSI