Hubo en Buenos Aires una esquina que como diría el poeta era posible hallar el misterio de adios que deja el tren. Fue Osvaldo Cruz y Montes de Oca, que supo ser la calle larga de Barracas. A comienzos del siglo 20 se detenía allí un ferrocarril, El Sud, ante una estación llamada Tres Esquinas, que también era el nombre de un cafetín, ubicado ahí nomás.

En ese cafetín cuando era muy joven, casi un pibe, tocaba el piano Angel DÁgostino.

Después el tiempo borró el ferrocarril, y del cafetín quedó solo el recuerdo. Sin embargo una noche de esas, cuando ya era un Consagrado director de Orquesta estaba DAgostino junto con Angel Vargas su cantor esperando un amanecer, mientras tocaba un tango que no había tenido éxito y que se llamaba Pobre Piba ,tambien estaba  E. Cadícamo esa noche. Y sucedió algo mágico, el tango cambio de nombre, Cadícamo le puso letra y surgio uno de los más grandes éxitos de Angel DAgostino con Angel Vargas. Tres Esquinas.