Lograr un estilo y una personalidad inconfundible, dentro de una modalidad musical muy simple, no deja de tener un gran mérito. Es el caso de Rodolfo Biagi, que nació en el porteño barrio de San Telmo.
Una vez terminado la escuela primaria, abandonó sus estudios para dedicarse a la música, en contra del criterio de sus padres, quería estudiar violín y sus padres le propusieron un trato; le compraban el instrumento pero él debía ingresar a la Escuela Normal de Profesores «Mariano Acosta». Rodolfo fue inscripto en el conservatorio del diario «La Prensa», allí descubrió que su verdadera vocación era el piano.
A los 13 años, y sin que sus padres lo supieran, debutó como pianista poniéndole fondo musical a las películas mudas de un cine de barrio. En una de esas noches, Rodolfo tuvo la suerte que concurriera al cine el maestro Juan Maglio (Pacho), que quedó impactado al escuchar al precoz pianista y lo invita a tocar con él. Tenía sólo quince años.
Era asiduo concurrente del cabaret «Chantecler», donde tocaba su amigo Juan D’Arienzo, el pianista de la orquesta era Lidio Fasoli, famoso por su impuntualidad. Una noche D’Arienzo decide reemplazarlo y le propuso a Biagi que integrara su orquesta.
En el transcurso de 1935, D’Arienzo, con el joven y experimentado pianista y su ejecución nerviosa y rítmica, definió para siempre su inconfundible estilo. Durante los casi tres años que estuvo con D’Arienzo, consagró una manera de tocar que luego seguirían Juan Polito y Fulvio Salamanca, los pianistas que le sucedieron.
En 1938, Biagi se separa de D’Arienzo para formar su propia agrupación, debutando el 16 de septiembre de 1938 en el cabaret «Marabú».
Tuvo cantores muy destacados como Teófilo Ibáñez, Andrés Falgás, Carlos Acuña,algunos más pero sus cantores emblemáticos fueron Jorge Ortiz y Hugo Duval.
Si recordamos a Rodolfo Biaggi, necesariamente debemos remitirnos a Lágrimas y sonrisas, ese vals de Pascual De Gullo que solo él y nada más que él pudo interpretar.
LAGRIMAS Y SONRISAS – ( PASCUAL DE GULLO )
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