Nació el 26 de Marzo de 1966, en el barrio porteño de Boedo, en el cual se mezclan reminiscencias históricas, el amor al 2×4 y la pasión futbolera que enmarca su existencia, tras el azul y grana de los Forzosos de Almagro.

Adrián fue un purrete de cristal que se transformó en golondrina de otoño, para cantar las letras de una música en la cual lo inició Ángel, su querido padre, quien además fue el primer hincha de este pibe que tenía —como bien dijo alguien— «una voz clara y comunicativa, enraizada en los grandes cantores del cuarenta».

Durante los años 1977 y 1978, participó de los certámenes organizados por Canal 9 de televisión, centrado en el programa Grandes Valores del Tango, conducido por Silvio Soldán y es así como a fines del mes de mayo de 1978, Adrián ganó la pulseada, interpretando el tango “Bailarín compadrito”, cuya música y letra pertenecen al inolvidable Miguel Bucino.

Éste suceso marca el comienzo profesional de Adrián Guida, y lo hace actuando en La Casa de Carlos Gardel, el Club Mariano Moreno y otros locales tangueros, hasta que su talento llamó la atención del maestro Osvaldo Pugliese, quien lo incorporó a su agrupación musical, siendo su madrina la brillante vocalista Nelly Vázquez.

Adrián graba, el 1 de julio de 1980, su primer tema bajo la dirección de don Osvaldo, el tango “Quinto año”. En la orquesta de Pugliese comparte la responsabilidad vocal con Abel Córdoba y registra, a dúo con él: “Milonga para Gardel” y “Aquél encuentro” de Roberto Caló. Con su compañero de rubro registra también un final cantado de “La cumparsita (Si supieras)”.

Como solista, pero siempre dentro de la orquesta del maestro, registra desde estudios y en vivo, varios temas, entre los que se destacan, además del ya mencionado “Quinto año”, los tangos: “Almagro”, “Vieja amiga”, “Volver”, “Contame una historia” y “Bailemos”.

En Adrián Guida, algunos fanáticos de Pugliese creían ver a un nuevo Alberto Morán; en tanto otros asimilaban sus dones a los de Raúl Berón. Cada uno podrá elegir al respecto, pero lo que sí no es materia de discusión, es lo bien que Adrián transmitía las virtudes de su canto.

Adrián era un pibe cuando aceptó la difícil tarea de cantar con el maestro. Un muchacho tímido, respetuoso y que en su momento, insufló un cacho de juventud a la orquesta de don Osvaldo.

Parecía un hombre del pasado ayer, un cantor de la década del cuarenta y sin embargo era un joven de ese presente, que hoy recordamos.

Siempre que se habla de él, nos invade el recuerdo cuando dijo: «Cantaba en mi casa y de pronto aparecí al lado de Pugliese»; a quien acompañó en todas sus últimas giras por el exterior.

Dicen los que más saben, que la muerte de Adrián y la de su nieto, dejaron huellas muy profundas en el maestro Pugliese, de las que nunca pudo recuperarse.

Tenía 29 años cuando murió

QUINTO AÑO – OSVALDO. PUGLIESE – ADRIAN GUIDA – ( O. TAVERA – J. TARANTINO )