Nombrar a JUAN DE DIOS FILIBERTO es nombrar al alma colorida de La Boca. En ese barrio vino al mundo el 8 de marzo de 1885, hijo de Juan Filiberto “Mascarilla”, un célebre bailarín de fines del pasado siglo.

Demoró Filiberto en entrar en el territorio del tango. El primero que compuso “Guaymallén”, data de 1915, es decir cuando el músico andaba por sus treinta años. A éste siguieron “De mi Tierra”, “Se recomienda Solo”, “Cura segura” y “Suelo Argentino”. Hasta que en 1918, dio a luz su primer éxito, “Quejas de Bandoneón”.

Se trataba de tangos instrumentales, pero Filiberto estaba destinado al tango-canción o a la “canción porteña” como rotuló a algunos de los que compuso. Muchos fueron los poetas que colaboraron en sus creaciones: Gabino Coria Peñaloza (“Caminito”, “El Pañuelito”); Juan Bruno (“Langosta”, “Yo te Bendigo”); Fernán Silva Valdés (“Clavel del Aire”); Enrique Santos Discépolo (“Malevaje”); Luis Mario (Pseudónimo que utilizaba María Luisa Carnelli) (“Cuando Llora la Milonga”, “Linyera”); Lito Bayardo (“La Canción”); Celedonio Flores (“Comadre”); Alberto Vacarezza (“Botines Viejos”) por solo nombrar a algunos.

También incursionó Filiberto en otros géneros musicales, como el vals (“María”, “Amor que Muere”); la zamba (“¡Ay, Zamba”!); el gato (“Chúcaro”) y entre otros ritmos, la música de concierto (“Procesión de la Milonga”). No por nada dijo alguna vez: “Creo que desperté firmemente para la música luego de oir la “Novena Sinfonía” de Beethoven. Me señaló un rumbo firme, definitivo.

Falleció el inspirado melodista el 11 de noviembre de 1964 pero no se fué del todo, nos dejó sus tangos inmortales

YO TE BENDIGO – H. SALGAN – E. RIVERO – (JUAN DE DIOS FILIBERTO – JUAN A. BRUNO )