VALCEANDO RECUERDOS

                                                                                                      

Esa noche salí temprano a recorrer las calles de ese barrio, mi barrio, Bajo un cielo de estrellas que iluminaban, Al pasar, Tu vieja ventana, aquella donde te di El último beso Antes de partir.

Creo no haberte dicho Adiós, solo dije: Acuérdate de mí, un Absurdo fue pretender que cerraras tu Corazón de oro a mis locuras.

Recuerdo que cada tarde me llegaba A la puerta del viejo colegio a esperar que salieses con tu impecable guardapolvo blanco y tu sonrisa dibujada al verme. Pedacito de cielo, te decía, y tú me respondías: no vayas al médico, Tu diagnóstico es sencillo, sé que no tienes remedio. Entre gozos de alegría guardábamos nuestro secreto. Ese Sueño de juventud, que tejíamos a diario como un hermoso Romance de barrio, nos llevó a jurar Eternamente un amor en esas Noches de frío, cuando bajo el alero del Caserón de tejas, nos besábamos en silencio.

Soñar y nada más, pareció ser mi destino. ¿Qué pasó? ¿Quizá El jardín del amor se había secado o había perdido la Admiración por tu belleza?

Arrastrado por los deseos me aparté de tu lado y cuando me di cuenta, ya era tarde, un Amor al viento, esos que no duran más allá de Un placer, me dejaban Sin esperanza.

Las hojas de los árboles crepitaban bajo mis pasos, ese otoño me había devuelto al lugar del que nunca debí apartarme. Las notas de un vals me volvieron a la realidad. En una verdulera, un viejo botoneaba Desde el alma, recordando tal vez La vieja serenata de otros años felices.

Adiós juventud, había vuelto y solo rescataba en la música de ese hombre aquellos momentos que disfrutaba junto A mi primera novia. ¿Qué habrá sido de ella? Quemá esas cartas, me dije, solo sirven para recordarla. Ella Se fue, tu vuelta es una Ilusión azul que pronto desaparecerá como las Rosas de otoño que poco a poco irán perdiendo sus pétalos.

Volví al bulín, me recosté en la catrera, y entre recuerdos de aquella juventud, comencé a tararear versos de Luna de arrabal: “es medianoche, ella duerme y su balcón, entornado me espera que llegue”.