EMILIO BALCARCE
Solamente un grande puede entregar un arreglo orquestal a Aníbal Troilo y no sufrir el implacable tormento de la goma de borrar de Pichuco, de la que no se salvaba nadie. Ese raro privilegio se produjo en 1958, cuando Emilio Balcarce, en su condición de orquestador, entregó las partituras de “La bordona”, su obra más [...]